Un pan de salvado y avena, nutritivo y sano para combinar con el pan francés

Pan de salvado y avena

Nada más nutritivo y sano que el pan de salvado. Si bien el pan francés es muy rico, debemos incorporar a nuestra dieta el pan de salvado. Por ello, hemos escogido en esta oportunidad, enseñar a preparar un muy apetitoso pan de salvado de avena para hacer tostadas, sándwiches o simplemente para untar con aluna mermelada o queso, o bien para acompañar las comidas. ¡Comencemos!

Ingredientes para preparar pan de salvado y avena: (tamaño de un pan tipo budín)

  • 400 grs. de harina integral
  • 80 grs. de avena
  • 300 grs. de harina de fuerza
  • 5 grs. De levadura seca
  • 30 grs. de salvado de trigo
  • 20 grs. de polvo para hornear
  • 20 grs. de miel
  • 300 ml. de agua tibia
  • 12 grs. de gluten
  • 1 cuchara pequeña de azúcar
  • 1 pizca de sal

Preparación:

El primer paso es el de preparar el pre-fermento, vale decir la masa de arranque. Esto los hacemos disolviendo la levadura en un poco de agua tibia, no muy caliente y en un bol bastante amplio vertemos la harina integral y se va añadiendo y mezclando 300 ml. de agua y la levadura disuelta. Una vez bien removida, se tapa con un paño y dejamos elevar durante 12 hs. Con dejar reposar la mezcla por 8 horas es suficiente.

A continuación, se añade al bol la mitad del agua con la levadura disuelta, la sal, el azúcar y mezcla bien con la mano. Se agrega poco a poco la harina de fuerza y ve mezclando bien, estrujando con la mano. En tanto, se le va incorporando agua hasta que la masa deje de admitirla. Terminamos de agregar la harina y los salvados. En el mismo bol, mezclamos todo muy bien con las manos durante un rato, hasta que todo quede bien homogéneo y trabajable, no importa si está algo pegajosa. Luego enharinamos la mesada o mesa y volcamos allí la masa y la volvemos a trabajar por unos 15 minutos aproximadamente. Debe quedar una bola bien elástica, pero no pegajosa sino que sea manejable. Por ello, es necesario estirarla, doblarla una y otra vez con las palmas de las manos y también con los puños.

Una vez la masa bien trabajada, se la tapa con un paño y se la deja reposar en un lugar tibio en donde no haya corrientes de aire hasta que duplique su volumen. Esto puede demorar entre 1 y dos horas. Una vez que pasó este tiempo, cortamos el bollo de masa en dos partes para hacer así las dos hogazas, la desgasificamos y hacemos las dos bolas las cuales volveremos a dejar reposar para que dupliquen su volumen, aunque esta vez tardará menos tiempo. En tanto vamos precalentando el horno hasta llevarlo a una temperatura de 250ºC. Cuando los dos bollos ya hayan elevado las podremos hornear. Con la yema del dedo presionamos en la masa y si vemos que el hueco que hicimos no recupera su forma es porque ya están a punto.

Entonces, con un cuchillo bien afilado o con tijeras, le hacemos a los bolos unos cortes no demasiados profundos porque en ese caso se abrirán durante la cocción. Para darles un toque algo rustico, cubrimos ambos bollos con harina. Colocamos en el horno un recipiente lleno de agua y lo dejamos calentar por espacio de 10 minutos, luego bajamos la temperatura a unos 200º C, y dejamos cocer los bollos por media hora o bien hasta que la corteza ya esté doradita. Una vez horneadas, dejamos que se enfríen en una rejilla a temperatura ambiente. Y así cuando ya están a temperatura normal, los podremos comer untando los panes con dulces, quesos, hacer tostadas o bien acompañar las comidas.

No dejen de hacerlo pues tanto el salvado como la avena son muy nutritivos, con muchas proteínas y ricos en vitamina B.

¡Buen provecho!

Índice de contenido

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *